domingo, 15 de octubre de 2017

PORQUE PORTEAR NO ES NUEVO

    Junto con la Semana Mundial (Internacional) de la Lactancia Materna, se celebró la Semana Internacional de la Crianza en Brazos (Porteo), es por eso que la entrada de hoy la vamos a dedicar a conocer un poco más sobre el por qué del porteo, cómo y cuándo surgió y veremos que no han cambiado mucho los motivos desde que el hombre "lo inventó".

    Pues bien, todos conocemos que el hombre, al volverse bípedo, liberó sus manos para dar rienda suelta a su creatividad. De este modo, su cerebro, su inteligencia y sus  necesidades iban aumentando a la par.

    El ser humano, bípedo, cazador y nómada, se reunía en tribu (¡anda mira que casualidad, a lo que estamos intentando volver!) para de esta forma, aprender los unos de los otros, cuidarse y ayudarse mutuamente y asegurar la continuidad de sus usos y costumbres.

    El hombre, era quien suministraba a la tribu, la protección y el alimento, la mujer, quien se ocupaba de trabajar los alimentos para su consumo final, el cuidado de los niños y la choza (chispa más o menos como estamos hoy en día, aunque ahora a la mujer se le añade el trabajo fuera de casa, bueno y a algunos hombres el trabajo en casa).

    Al ser nómadas, tenían que ir cambiado su ubicación, allí dónde se encontrase el alimentos y unas condiciones óptimas para asentarse.

    Y es aquí donde nace el portabebés prehistórico, de la necesidad de tener "manos libres" (también me suena esto de algo), para mientras que la mujer realiza sus funciones en la tribu, continúa  atendiendo  a sus crías 24 horas, duermen sobre ella, comen de ella, juegan y ríena con ella.




    Como veis, no hemos inventado nada ni somos tan modernas como dicen (que fue antes el cochecito o el portabebés, el biberón/chupe o el pecho...), más bien, hemos perdido la riqueza de los conocimientos que nos hacían tan naturales, tan reales, todo por ir evolucionando con la sociedad de consumo y que cada vez nos ofrecen más y más productos para que sigamos viviendo en las prisas, en el estrés y el "no puedo atenderte", todo para olvidar lo más sencillo, y bonito, como es abrazar a tu hij@ sin que nadie te llene la cabeza de frases sinsentido y te hagan sentir culpable por provocárles a nuestros pequeños, el síndrome de "MAMITIS", todo por EVOLUCIONAR.

    Si la herencia de lo que nos hace únicos no la hubiésemos perdido, hoy en día no necesitaríamos una Asesora de Lactancia o Grupo de Apoyo a L.M. para que nos enseñe cómo amamantar, ni tampoco necesitaríamos, que nos enseñasen a portear, con lo que las Asesoras de Porteo, tampoco tendríamos cabida.

    Pero existimos, y queremos devolver a la sociedad aquello que no debimos perder nunca.
   Como véis no nos separa mucho los motivos para portear en la prehistorias de los motivos para portear en la edad moderna. Queremos tenerlos cerca para poder satisfacer sus necesidades lo más rápido posible, queremos aliviar su dolor, relajar su cuerpo, ofrecerles descanso, cariño y protección.

    Es más, el hombre prehistórico, le daba su lugar a la cría, es decir, tenían su intimidad, estaba en contacto con su madre, comía a demanda y se llevaba todos los mimos y cuidados del resto, ¿por qué?, porque era la continuidad de la especie, las crían eran su legado. 

    ¿Y ahora por qué no? A veces pienso, en qué momento se le negó ese protagonismo a los hijos, hasta el punto denetiquetarlos como lastre, una carga.

    Tal vez, puede ser, porque es más valioso todo lo material, el tener una casa, coche, piso en la playa, la incorporación de la mujer al trabajo (que no lo critico, porque yo también trabajo, pero no se nos da la facilidad para cuidar de nuestros hijos, ni a los padres tampoco), antes que dedicarles a nuestros hijos el tiempo que necesitan y se merecen, el poder sembrar en ellos, lo que nos gustaría que fuesen el día de mañana, el aprovechar cada suspiro que lanzan para no arrepentirnos más tarde de lo que no pudimos hacer hoy.

    No nos dejemos llevar tanto por los roles que marca la sociedad, sigamos nuestro propio instinto, escuchemos nuestro cuerpo, somos una máquina perfecta y nadie mejor que nosotros sabe lo que nos conviene.


¡FELIZ PORTEO!

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